Publicado: jueves 26 de diciembre por ELSA CORTÉS AZNAR (*)
En septiembre de 2019 empecé un viaje que me está cambiando la vida. Hace casi un año decidí inscribirme en el programa Erasmus y decidí pedir la solicitud. No estaba muy convencida de ello, pero lo hice. Y me cogieron. Aunque no en el destino que yo esperaba; en vez de irme a Suecia, me cogieron para ir a Rumanía. Y el 26 de septiembre de 2019, un día antes de mi cumpleaños, ahí estaba yo, en el aeropuerto de Madrid, cogiendo vuelo hacia Rumanía.
Cuando llegué fue todo muy intenso. Entre que no entendía el idioma y que no sabía cómo funcionaban los medios de transporte, acabé llegando a mi ciudad a las 21:00 de la noche. Pero fue un gran paso hacia delante. No tenemos que olvidar que me diagnosticaron síndrome de Asperger hace casi tres años y medio y el mero hecho de coger un avión yo sola ya era todo un reto para mí. Pero lo conseguí, porque el camino que he elegido llevar en mi vida siempre ha sido el de “si quieres puedes y nadie puede convencerte de lo contrario”.
A día de hoy, me encuentro escribiendo en España, en plenas vacaciones de Navidad. Y he de decir que este parón navideño me está ayudando a darme cuenta de un montón de cosas. Primero, que todo lo que he crecido en tres meses ha sido increíble. Y no me he dado cuenta hasta ahora, cuando por fin tengo un momento para mí sola. Allí, quieras o no, estás en una habitación con dos compañeras más, lo que implica que te levantas y te acuestas rodeada de gente. Y aunque pienses que te has acostumbrado, esos momentos para ti sola se necesitan. Así que me alegro enormemente de haber vuelto, y no solo para tener momentos para mí misma, sino también para conectar con mi realidad: mi familia, amigos y mi país, España.
Allí mi vida es muy diferente. Es un país más pobre (lo que te permite darte cuenta de la suerte que tienes de vivir en un país como España), la gente vive con una mentalidad diferente y tú tienes que acoplarte a ella. Así que vivir en el extranjero me pone varios retos: vencer a mi inflexibilidad, ser realmente independiente y crear mi propio criterio. Esto significa que sí, que, por una vez en mi vida, el Asperger puedo dejarlo de lado. Y lo dejo de lado porque puedo reemplazarlo por “soy extranjera”. Así que con esa excusa consigo verme a mí como una persona, que, aunque siempre lo haya hecho, no he dejado de tener esa etiqueta de “tengo Asperger” detrás de mí. Ahí me siento libre de ser yo misma, por el simple hecho de ser extranjera, y me olvido de si me pueden juzgar o no. Porque, al fin y al cabo, en junio volveré, y vete a saber cuándo los volveré a ver. Así que esa parte deja de ser importante.
Pero, ¿qué hago realmente allí? Estoy metida en el equipo de fútbol de la Universidad, estoy metida en un proyecto de investigación de la Universidad, en enero empiezo a dar clases de español en la Universidad también y por si fuera poco, no me olvido de mi proyecto de IMMATEA, porque esa es la otra parte de toda esa aventura. Mi vida de allí es temporal, pero la vida en España es mi vida y aquí en las vacaciones me he dado cuenta de que esa burbuja de Rumanía no tiene que distraerme de mis metas y proyectos.
Así que sí: IMMATEA. Mi gran proyecto. Algo a lo que me estoy dedicando con todo mi ser. Quiero que sea un proyecto que sirva para explicar las matemáticas (que es lo que yo estudio) a estudiantes con síndrome de Asperger. Porque los padres no siempre van a poder estar ahí ayudando, porque el hijo también tiene que aprender a estudiar por su cuenta, y porque los profesores necesitarán entender cómo afecta el Asperger a la hora de estudiar matemáticas, para que puedan enfrentarse al alumno de la mejor manera posible. Y en eso se basa mi proyecto: en explicar matemáticas (con contenido, alguno gratuito y otro de pago) y en orientar a padres y profesores.
Y qué más os puedo contar… Que cada uno tiene que elegir su vida, su camino, y yo he decidido elegir este, el de no parar de superarme y el de luchar por lo que quiero, tenga los obstáculos que tenga en el camino. Y yo estoy feliz. Me gusta mi vida allí y me gustará mi vida aquí cuando vuelva. Y así tiene que ser. Porque vivir una vida que no te gusta, tiene que ser difícil de llevar. Pero bueno, ese es otro tema. Yo aquí seguiré, cada mes con un poco más de mí que contar.
Aquí abajo os dejo varias fotos sobre el resumen de estos tres meses y con la demostración de que aunque tenga Asperger (un nivel de muy alto funcionamiento, 50% Asperger) puedo hacer lo que el resto hace, aunque a mi manera. Porque, “si quieres puedes”.
(*) Elsa, pese a no estar vinculada con Autismo Huesca como socia, sí lo está comprometida con el objetivo de TEA con A: visibilizar el TEA como una realidad presente también en las mujeres. Es por ese interés compartido que, después de varios artículos con su firma y demostrado que tiene mucho y bueno que decir, desde nuestra asociación le hemos propuesto que se incorpore de manera periódica al equipo de articulistas de esta maravillosa sección. Así, desde hoy y con una periodicidad mensual, Elsa nos irá contando aspectos de su vida como universitaria, su día a día en Rumanía, su proyecto IMMATEA, etc. Para nosotros es un LUJO, un verdadero regalo de Navidad.