ELSA IN BLUE: Está bien así

Publicado: sábado 25 de julio por ELSA CORTÉS AZNAR (*)

Elsa Sport

A principios de julio me hice Tinder. Tenía curiosidad. No es que quisiese ligar a tope, pero ya que no podía socializar mucho por el tema del COVID-19, decidí crearme una cuenta. Al final, sin yo quererlo, ha resultado ser todo un experimento. Me ha quedado claro que aún falta mucho para llegar a eso que llaman INCLUSIÓN. Y la verdad es que no me apetece culpar a nadie ni echarle la responsabilidad a nadie. Se trata de trabajar en equipo y si no sale, tampoco vamos a forzar nada. Pero me da rabia.

Tinder me gusta en el sentido de que no puedes hablar con cualquiera. Tú vas pasando perfiles de gente (chicos, en mi caso) y si coincide que le das me gusta a una persona que ya te ha dado me gusta, es ahí cuando puedes empezar a hablar. Si quieres, claro. Pero, ¿cómo no ibas a querer? Si no, ¿para qué le das a “me gusta”? La verdad es que es todo un experimento a nivel psicológico, y eso que no soy ninguna profesional. En estos 20 días de experiencia “tinderiana” he conseguido hacer 150-200 matches (todo un récord) y habré hablado con unos 30-50. Evidente que no iba a hablar con todos, porque no tengo tantísimo tiempo, pero esos 30-50 casos pueden ser una muestra (estadística si cabe) de lo que queda por aprender.

Nadie quiere sentirse raro, ni diferente. Eso es así. Nadie quiere no encajar. Pero a la vez, cuando vemos a alguien diferente, nos cuesta acercarnos. No queremos sentirnos diferentes con ese alguien. ¿Qué ocurrirá? ¿Me mirarán como si estuviese cometiendo un delito? Para nada, pero, ¿acaso te lo has preguntado alguna vez? Esas 30-50 personas con las que hablé acabaron sabiendo que yo tenía TEA. Bien porque me acabaron siguiendo en instagram, bien porque yo decidía contárselo. Lo que me sorprendió fue que, sin excepción, cuando recibían esa información se echaban hacia atrás y, o ya no hablábamos más, o se interesaban pero con esa intención secundaria de “me parece todo muy interesante, pero no sé si podría tener nada más contigo”. Sin embargo, si tú no dices que tienes TEA, todo tan normal. Claro, si yo soy diferente, ellos al estar conmigo también lo son. Y no quieren. Y lo entiendo. La contradicción es que lo entiendo y no los culpo. Porque ellos no tienen la culpa. Pero ojalá algún día esa excepción exista. Ojalá algún día la mujer tenga el valor de saludar al hombre primero, y no esperar a que sea al revés (porque yo los saludaba primero a algunos y se sorprendían). Ojalá algún día haya parejas donde la mujer sea más alta que el hombre (porque yo mido 1.80 y me gustan los hombres más altos que yo y eso me quita un abanico enorme de posibilidades y a veces pienso “y por qué no un hombre más bajo”, por esa idea de que no quiero sentirme más rara de lo que soy). Y ojalá algún día nos quitemos ese “es que te mereces mucho más y yo no doy la talla” porque, de verdad, todo el mundo la da.

Pero, en el fondo, amo mi caos. Y no es postureo. Nada de lo que cuento en TEA con A ni en mis charlas es postureo. Soy yo compartiendo mi caos. Yo lo amo, amo mi desastre, amo mi forma de ser y me amo a mí misma. Y si realmente crees que no eres capaz de conocerme, no será porque yo no me esté dejando ver, porque lo hago. Es algo que he descubierto con Tinder. La diferencia abruma, literalmente. Pero sería muy beneficioso para el mundo si eso algún día empezase a cambiar.

Mi conclusión es que soy diferente sin darme cuenta. Y Tinder quizás tendría que haberme puesto una barrera para parar, pero ha conseguido lo contrario, que quiera seguir adelante. Tener TEA no tiene que significar tener que parar y dejar de conocer a una persona o ignorarla, o hacerle bullying silencioso. Pero ni el TEA, ni nada. Y espero, de todo corazón, que algún día empecemos a evolucionar en este sentido. Pero sin aceptar lo que hay y sin trabajo en equipo, lo veo un poco difícil, la verdad.

Yo amo mi caos y lo amaré siempre. Y tengo la esperanza de que esa excepción sí exista y que, por una vez en mi vida, en vez de irse de mí o sentir pena o actuar como si yo no fuese una persona, esa excepción me diga "TODO ESTÁ BIEN ASÍ". Y resulta que de momento yo soy la excepción, porque para mí está bien así.

 

#TEAconA

#TodoSaldráBien

#¡FelizVerano!

 

(*) El presente artículo de TEA con A tendría que haberse publicado el jueves 23 de julio, pero unos problemas técnicos sobrevenidos, ajenos a la articulista, han retrasado su publicación hasta el sábado 25 de julio de 2020.