Publicado: jueves 26 de noviembre por ELSA CORTÉS AZNAR
Ay, qué bonita puede ser la vida cuando quiere. Qué bonito puede ser el empezar a enamorarse de alguien y sentirse romántico las 24 horas del día. Me encanta el romanticismo, esa sensación de que nada importa cuando estás con esa persona tan especial. Ya podrás tener ansiedad, una fiebre muy alta o el brazo en cabestrillo, que si estás con esa persona, todo va a salir bien. Todos merecemos sentirnos así alguna vez, y bendito sea el día en que lo empezamos a hacer. Pero claro, la vida es muy bonita si todo fluye bien. El día en que tu persona favorita reacciona rara a algo que te involucra a ti, y es más, a algo que podría hacerte daño, tu cabeza se pone alerta, pero, sobre todo, tu cabeza empieza a negarlo todo.
Con comportamientos raros me refiero al simple hecho de que esa persona que te hace sentir tan especial te empiece a minusvalorar, a decir lo que haces mal y cómo deberías hacerlo. El día en que esa persona se aprovecha de lo locamente enamorado que estás de ella, todo se pone alerta. Pero es triste porque, el entorno que es tu amigo ve que esa persona no te está tratando bien y tú intentas negarlo porque esa persona es el amor de tu vida. Salir de ese bucle amoroso resulta difícil. Y vaya si lo es. Cuando uno está enamorado actúa siempre de manera suprarrealista.
Pero la cuestión no es si uno está enamorado o no. La cuestión es cómo la vida es capaz de dejar de ser tan bonita así de repente, de un día para otro. Cómo puede ser que aún haya culturas donde una chica sea castigada por querer jugar al fútbol, o donde un chico sea mal visto por coger una muñeca. Por qué seguimos viendo el rosa de chicas y el azul de chicos. Por qué los chicos no pueden llevar falda. Por qué la mujer, en muchos sitios, tiene que seguir siendo vista como la persona encargada de cuidar a sus hijos. Por qué si eso lo hace el hombre se ve como un comportamiento “marica”. Cómo es posible que una persona que parece que te quiere y te ama con todas sus fuerzas, un día empiece a aprovecharse de todo ese cuento de hadas que te ha creado, para manipularte, insultarte, violarte y matarte. Cómo es posible que el ser humano pueda llegar a ser tan cruel. Que mucho decimos de los animales que se matan unos a otros, pero el ser humano es mucho peor. Que maltratamos la naturaleza, que estamos matando al mundo, que nos matamos a nosotros mismos, que no nos respetamos… ¿En qué mundo vivimos?
Y en el TEA pasa lo mismo. La gente se asombra de que las mujeres se auto diagnostiquen con 50 años, de que mi diagnóstico a los 16 sea temprano. Puedo recordaros que por el 1957, si no recuerdo mal, Kanner diagnostica a 11 chicos, que no chicas, con autismo. Oh, vaya, siempre se ha fijado la vista en los chicos. Y por eso hay menos incidencia en chicas. Por eso las chicas son menos propensas a tener TEA. Y ahora, de repente, se empiezan a diagnosticar un montón. Algo debe de estar fallando, debe de haber diagnósticos erróneos. Pues no. Si antiguamente (y digo antiguamente, pero realmente es del siglo pasado) la mujer tenía que estar a merced del hombre, que ni podía estudiar, ni podía tener una independencia económica ni personal, ¿cómo va a ser capaz el ser humano de dosificar el foco de atención y ponerlo también en las mujeres? Es que es imposible. Y no es culpa de Kanner. Es el entorno, es la sociedad, somos nosotros. Afortunadamente, desde que vivimos en democracia, desde que se supone que podemos tener libertad de expresión, esto ha empezado a cambiar. Y claro que aparecen más casos con TEA en mujeres, pero es normal, porque nunca nos habíamos parado a pensar que ellas también podrían estar sufriendo lo mismo.
Sigo pensando que aún tenemos que avanzar mucho, aunque ya hayamos andado un gran trecho. Por la mujer y por el hombre. Sería todo un logro poder normalizarlo. Al igual que el TEA aún no está incluido en sociedad, creo que la mujer y el hombre tampoco. Y luego, que cada uno se cree su personalidad. Que si una mujer se quiere maquillar, que lo haga, que si le encanta jugar con las Barbie que lo haga, pero que si un hombre quiere hacerlo también, que lo haga también y que no parezca nada raro. Y viceversa.
No es una lucha porque la mujer consiga estar a la altura del hombre; es una lucha porque la mujer y el hombre, ambos, tengan los mismos derechos y las mismas oportunidades. No creo que sea tan difícil de lograr. Pero claro, si tan solo con ver las noticias ya te anuncian que un padre ha asesinado a su hijo… Piensas que el mundo está loco. Y sin embargo, nunca ha estado en un psicólogo.
Está muy bien que los científicos, los historiadores, los políticos, los educadores, intenten estudiar el mundo y mejorarlo, pero creo, de corazón, que las áreas de psiquiatría y de psicología tienen mucho que aportar. Porque, me da a mí la sensación, que el mundo no está muy puesto en eso que llaman inteligencia emocional.
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