Publicado: Jueves 22 de Noviembre por LYDIA LÓPEZ PUEYO
Cuando se me propuso escribir estas líneas, al principio me asusté al pensar que no iba a ser capaz de estar a la altura; soy monitora de tiempo libre en prácticas en Autismo Huesca, y cuando llegué a la asociación fui la primera sorprendida por el número de mujeres que hay, no pensaba que iba a encontrarme con mujeres con TEA, dado que sufren una doble invisibilidad: por el diagnóstico tardío en ocasiones, y la no evidencia física que refleje su discapacidad. Me estaba poniendo una barrera, cuando todas formamos parte de un todo.
Viendo la vida de una forma diferente, con formas de ser distintas, pero todas mujeres. Me he planteado el valor que tiene el pasar por “normales” para que te acepten en la sociedad, con lo fácil que podríamos hacerlo teniendo un mundo más flexible. Por eso intento poner mi granito de arena en Autismo Huesca, para comprender algo que para muchos y muchas es desconocido.
Algo tan sencillo para ti como mirar a los ojos, plantéate que para ellas es mirar el alma de las personas, muchas emociones e información que gestionar en un instante, incómodo igual que si tú tuvieras que llevar una conversación mirando al suelo.
Por eso en ocasiones, su imaginación es el único sitio donde nadie puede entrar y donde se sienten seguras.
A mí me hace feliz ser parte de sus sonrisas en cada actividad que comparto con ellas, pero también me sorprende no apreciar aún sus estereotipias, cuando son varios los casos de sus compañeros cuya estereotipia es perfectamente reconocible, me da que pensar… si al ser mujeres, tienden a camuflarlas.
Hay que romper barreras, derribar mitos, dejar hablar a la diversidad, son la cara invisible del espectro, ¡ayudemos a darles visibilidad entre todas!