Publicado: Jueves 20 de Diciembre por JUDIT TEJERO SEGARRA (*)
Hace tres meses decidí lanzarme a vivir una nueva experiencia y realizar un Voluntariado Internacional en Perú. Al volver a Huesca, me encuentro con la propuesta de la Asociación para escribir un artículo para TEA con A, desde la pregunta: y allí, ¿también tuviste contacto con mujeres con TEA? Tras una semana de reposar la información, os lo voy a contar…
He estado en una clínica dirigida principalmente a la rehabilitación física, pero en la que se comienzan a gestionar casos de salud mental y otros trastornos. Existen diversas dificultades para abordar estos casos, ya que los recursos son limitados y la mirada no está puesta en ellos.
La concepción de la salud mental a nivel social es muy diferente a la que nosotros tenemos aquí. Sí he encontrado alguna familia con mayor grado de implicación a la hora de investigar por su cuenta, y a quienes el acceso a Internet les ha permitido tener muchísimos conocimientos y mayor comprensión sobre qué le ocurre a su hijo/a. Pero la realidad es que la mayoría de familias no tienen estas posibilidades y la comprensión sobre lo que ocurre es difícil y en muchos momentos angustiante.
Ya se ha hablado en anteriores publicaciones de la sección, sobre lo desapercibidas que pasan a veces las mujeres con TEA. Traslademos esto a un contexto como el que acabamos de describir. La funcionalidad y capacidades resolutivas de estas niñas y jóvenes mujeres, hacen difícil la detección. Las niñas que llegaban a la clínica, lo hacían con problemas de conducta, dificultades de regulación emocional o sin lenguaje hablado, características que generaban preocupación en las familias.
Aquellas con las que he tenido el gusto de trabajar han mostrado curiosidad e interés por conocer más sobre el diagnóstico, aunque la falta de visibilidad de la necesidad, hacía difícil la comprensión de las diversas conductas observadas. Sumado a ello, los pocos conocimientos sobre el TEA en el entorno familiar y en la escuela, suponen una barrera importante en la evolución y el tratamiento de estas niñas.
No son las únicas dificultades ante las que se encuentran: los diagnósticos suelen tardar tiempo en llegar, los profesionales se encuentran en proceso de formación en el área TEA, y las familias no siempre tienen medio de transporte para llevar a sus hijas a las sesiones de terapia.
Por eso he vuelto con la certeza de que hay que redoblar esfuerzos en apoyar la difusión y la investigación acerca del TEA, especialmente el TEA femenino, en todos los lugares del mundo.
Así que mi felicitación navideña para estos días tendría este mensaje:
**Yo por Navidad deseo dar visibilidad a todas las personas con TEA de todos los rincones del mundo**
(*) Judit Tejero Segarra es terapeuta ocupacional y desarrolla sesiones de terapia con usuarixs de Autismo Huesca.